La conciliación como factor regulador del bienestar laboral

En el ámbito laboral existen múltiples factores de riesgo entre los que, por su relevancia, conviene tener especialmente en cuenta un posible desequilibrio entre la vida laboral y la vida privada de las personas o, lo que es lo mismo, la falta de conciliación laboral y familiar.

La conciliación entre vida profesional y familiar es hoy un elemento diferenciador en el ámbito laboral. Una adecuada gestión de la conciliación en la empresa tiene un claro impacto positivo en la salud de los empleados, tanto a nivel interno al promover el bienestar laboral, como a nivel externo al impulsar la salud pública. Por ello, es importante fomentar desde las organizaciones la implantación de políticas en este ámbito, con el objetivo de beneficiar tanto a la empresa como a los trabajadores.

La vertiente psicosocial es un factor regulador fundamental de la calidad de vida y de la salud de las personas, y por este motivo los trabajadores también solicitan activamente verdaderas políticas de conciliación que fomenten una adecuada gestión del tiempo laboral y familiar. En este sentido, el objetivo de las organizaciones no debe ser otro que el de querer que sus empleados se encuentren bien fuera y dentro de la misma.

Aquellos trabajadores que prestan sus servicios en empresas que gestionan la conciliación, permitiendo combinar el rol laboral con el familiar, gozan de mayor bienestar a todos los niveles y cuentan con un mejor clima laboral organizacional. Esta sensación subjetiva minimiza el riesgo psicosocial y el estrés, y consecuentemente beneficia la salud de las personas. Se reducen, además, las posibilidades de padecer una enfermedad cardiovascular y mejora el sueño y el descanso y, en consecuencia, el rendimiento y la productividad.

Las empresas pueden favorecer la consecución de este objetivo conociendo mejor a sus trabajadores a través de la evaluación psicosocial y asegurando un liderazgo responsable y comprometido con la cultura de la prevención y el bienestar. De entre las posibles medidas de conciliación aplicables, cabe destacar:

  • Disponer de sistemas de flexibilidad horaria, con la finalidad de que los trabajadores tengan mayor capacidad para decidir su propio horario laboral.
  • Introducir cierta flexibilidad en la elección de días de vacaciones y descanso.
  • Negociar días personales que permitan una mejor planificación, tanto de las necesidades de los trabajadores como de las necesidades de la empresa.
  • Introducir jornadas parciales.
  • Introducir el teletrabajo como medio para disponer de una mayor flexibilidad facilitando, en periodos puntuales, la realización de parte del trabajo desde el propio domicilio del empleado con el objetivo de compatibilizar las obligaciones familiares y laborales.
  • Promover el uso de las tecnologías para evitar desplazamientos y viajes de trabajo.
  • Aplicar medidas de seguridad para embarazadas y trabajadoras lactantes, de modo que se permita la realización de su trabajo con un mínimo riesgo y favoreciendo que el proceso de baja prematernal se inicie de forma más tardía.
  • Favorecer y facilitar el disfrute del permiso de lactancia de las trabajadoras.
  • Facilitar el acogimiento a reducciones de jornada, así como a excedencias laborales, que favorezcan la conciliación familiar y personal de sus empleados.

La implementación de políticas de conciliación desde recursos humanos está en claro desarrollo ya que la mayoría de organizaciones, así como la sociedad en general, son plenamente conscientes de la necesidad de disponer de nuevas herramientas más acordes con las necesidades actuales. Las medidas que fomenten la conciliación de las personas serán imprescindibles para construir verdaderas empresas saludables y para generar satisfacción y motivación entre sus empleados, que son el verdadero motor de cualquier empresa.

La implementación de políticas que fomenten la conciliación es una excelente manera de mantener a los trabajadores alineados con la cultura, estrategias y objetivos de la organización.