Hábitos saludables para controlar la hipertensión arterial

  • Existen evidencias documentales sobre la hipertensión arterial que se remontan al siglo VII a.C, denominada “enfermedad del pulso duro”. La base de la medición de la presión arterial es descrita en las pioneras obras de Stephen Hales (1733).
  • En 1896, Scipione Riva-Rocci inventa el esfigmomanómetro de columna de mercurio y en 1905 Nikolai Sergeyevich Korotkoff describe los sonidos estetoscópicos, usados todavía hoy en día en la medición de la presión arterial de forma no invasiva.
  • La hipertensión arterial es muy prevalente en la población mundial y es una de las patologías más extendidas en la población adulta española. Es considerada un factor de riesgo cardiovascular y es responsable en muchas ocasiones del desarrollo de insuficiencia cardiaca, de enfermedades renales, cerebrales y oculares.
En España, el 42% de la población adulta 

es hipertensa con una distribución distinta según el sexo, en hombres con un 50% y en mujeres post menopáusicas con el 37%, lo que representa que unos 10 millones de españoles/as son hipertensos.

¿Cuáles son los valores de la presión arterial?

Los valores normales de la presión arterial se han consensuado que en los adultos sean inferiores a 130/85 mmHg. Si los valores son superiores a 140/90 mmHg, ya se consideran cifras de hipertensión arterial.

 

Clasificación

La enfermedad hipertensiva se clasifica según su causa en:

    • Hipertensión esencial o primaria. Es la más frecuente con casi el 95% del total y su causa es desconocida, aunque probablemente son varios los factores que pueden influir en su origen. No tiene un tratamiento etiológico específico ya que su causa es desconocida.

    • Hipertensión secundaria. Es la originada por alguna enfermedad que afecta a los riñones, arterias, corazón, sistema nervioso, sistema endocrino, síndrome de apneas del sueño, defectos congénitos… También puede producirse durante la gestación o por el consumo de algunos fármacos, drogas… El tratamiento vendrá determinado por la solución de la causa que desencadena la hipertensión, si ello es posible.

Síntomas y principales factores de riesgo

  • Un alto número de pacientes que sufren de hipertensión arterial no presentan síntomas de ningún tipo (“enfermedad silenciosa” “asesino silencioso”) y una determinación de la tensión arterial de forma casual o una complicación, es la que la pone de manifiesto.
  • Los únicos síntomas físicos que en algunas ocasiones son indicativos de hipertensión arterial son, cefaleas principalmente occipitales, mareos, trastornos de la visión, zumbidos… De ahí lo importante del diagnóstico precoz, ya que es entonces cuando se pueden aplicar cambios en el estilo de vida que influyen en el desarrollo de la hipertensión o iniciar tratamiento farmacológico si es necesario.
  • Hay una clara evidencia que la reducción de la presión arterial produce una disminución del riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares, de sufrir ictus, insuficiencia cardiaca, cardiopatía isquémica y alteraciones renales.
  • Hay unos factores de riesgo que son modificables y donde unos cambios en el estilo de vida pueden ser útiles. Hay otros factores de riesgo que no son modificables como la edad, el sexo, los factores genéticos y la raza de ascendencia africana.

Siete cambios en tu estilo de vida con los que combatir la hipertensión

Sobrepeso u obesidad. La reducción ponderal es muy importante, ya que el excesivo aporte calórico produce una retención de sodio con el consiguiente aumento del gasto cardiaco induciendo a la hipertensión arterial. En las personas obesas la reducción ponderal es la medida no farmacológica más eficaz para la reducción de la presión arterial.

Moderación en el consumo de alcohol. Estudios epidemiológicos han demostrado que hay una relación directa entre el exceso de consumo de alcohol y el aumento de la presión arterial con el consiguiente riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares hemorrágicos y no hemorrágicos.

Moderar la ingesta de sal a un máximo de 5 a 6 gramos al día. El exceso de sal provoca la expansión del volumen y el aumento de la reactividad arteriolar.

Eliminar el consumo de tabaco es una de las recomendaciones obligadas en la población hipertensa. El monóxido de carbono y la nicotina producen un aumento del trabajo cardiaco, la hipercoagulación, la liberación de catecolaminas, la vasoconstricción y el desarrollo de placas de colesterol en la pared de las arterias.

Dieta mediterránea con aporte de potasio, magnesio, calcio y fibra. La dieta mediterránea se caracteriza por la ingesta de gran cantidad de alimentos de origen vegetal, frutas, aceite de oliva, pescado, pollo la baja ingesta de carnes rojas y un consumo moderado de alcohol.

Actividad física. Es recomendable la actividad física aeróbica como caminar, bailar, correr, nadar o montar en bicicleta, de 30 a 60 minutos al día, de tres a cinco días por semana, evitando los ejercicios puramente isométricos como levantamiento de pesos, por ejemplo, ya que estos por sí solos tienen un efecto hipertensor.

Relajación y control del estrés. Aunque posiblemente el estrés no está relacionado con el aumento de la presión arterial a largo plazo, sí que se producen aumentos puntuales de la presión arterial en momentos de tensión emocional que pueden producir daños vasculares, cardiacos y renales. El yoga, la meditación, los ejercicios respiratorios y dedicar tiempo a actividades lúdicas son sin duda actividades que ayudan a normalizar la presión arterial.

Tratamiento farmacológico

Cuando los cambios en el estilo de vida no son suficientes para normalizar la presión arterial, es cuando hay que considerar iniciar el tratamiento farmacológico. El primer gran avance fue la introducción de los diuréticos en el año 1957. Hoy en día disponemos de un gran arsenal terapéutico en continuo desarrollo: alfabloqueantes, betabloqueantes, antagonistas del calcio, inhibidores de la encima de conversión (IECA), antagonistas de los receptores de la angiotensina (ARA II), etc. Muchos de estos fármacos se administran en forma de monodosis diarias o en combinación entre ellos.

El control y seguimiento médico es fundamental en las personas con hipertensión arterial, ya que el tratamiento es crónico y precisa de controles evolutivos por si hay que hacer alguna variación o asociación farmacológica para mantener cifras de presión arterial dentro de los rangos normales.

Hipertensión y COVID-19

La hipertensión arterial es una de las enfermedades más frecuentes en las personas de más de 60 años. Este grupo de edad también es el más afectado y susceptible de tener la COVID-19 grave. Lo comorbilidad con la hipertensión arterial es el 50,9 % de los casos.

Según un reciente estudio, la hipertensión arterial se asocia con un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas independientemente de otras comorbilidades, sexo y edad. El estudio también concluye que el tratamiento antihipertensivo debe mantenerse para garantizar un control adecuado de la presión arterial. Además, los tratamientos antihipertensivos no aceleran el avance de la infección ni hace más susceptible de tenerla, como se había especulado en un principio, sino que incluso, reduce el riego de muerte.

La COVID-19 ha demostrado ser una infección muy agresiva en pacientes con factores de riesgo asociados como es la hipertensión arterial, por lo que su control y tratamiento son indispensables para contribuir a la mejora de los enfermos infectados.

DRJoanFrancesc

Doctor Joan Francesc Hernández Terradas

Coordinador Médico de Grandes Cuentas
Dirección de Gestión del Mutualista

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