Entrevista | La reincorporación laboral tras un trasplante renal

Aunque no lo parezca, el 10% de la población mundial sufre alguna enfermedad renal crónica, pero no suele darse cuenta hasta que la enfermedad no se encuentra lo suficientemente avanzada y los únicos caminos que quedan por transitar son la diálisis o el trasplante de riñón.

Manel Martínez, Responsable de la Unidad de Limpieza Viaria del Área de Producción y Servicios de la empresa Serveis Medi Ambient, S.A, nos explica su historia de superación personal después de padecer una enfermedad renal crónica y tener que someterse a un trasplante renal.

Apasionado de la música, triatleta y gran profesional, nos ofrece su testimonial y nos explica cómo es su vida y la reincorporación a su puesto de trabajo tras un trasplante de órgano exitoso.

Antes de que nos expliques tu experiencia de superación personal, nos gustaría conocerte un poco más.

Soy Manel Martínez, tengo 42 años y desde hace casi 21 años trabajo en la empresa Serveis Medi Ambient, S.A, organización que presta servicios de recogida de residuos y limpieza viaria en la ciudad de Sabadell desde hace más de 40 años.

Nací a Sabadell y mis principales aficiones son el deporte y la música. Desde muy pequeño la música ha sido una de mis grandes pasiones. Toco la guitarra y he formado parte de varias bandas musicales.

De los múltiples y significativos cambios que has experimentado a lo largo de tu trayectoria personal y profesional, hay uno que marca un antes y un después en tu vida: el momento en que detectan que padeces una enfermedad renal crónica. ¿Cómo empezó tu enfermedad? ¿Cuándo y cómo te la detectaron?

Todo empezó en 2014, de una manera prácticamente anecdótica. Por aquel entonces llevaba un par de años practicando deporte; hacía bicicleta y participaba en algunas carreras de bicicleta de carretera. Tenía una carrera el domingo, pero sufría un poco de cansancio. Visité a mi médico de cabecera; quería pedirle un inhalador y hacerme una pequeña revisión. Lo cierto es que siempre había padecido problemas de respiración y había usado inhaladores.

Una vez en la consulta, el médico me tomó la tensión y detectó que la tenía muy alta, motivo por el cual me realizaron unas analíticas. En el plazo de dos días, el médico me llamó diciendo que algo no iba bien. Cuando recibí la noticia, no esperé y me acerqué al servicio de urgencias. Este fue el punto de partida de mi enfermedad. Es cierto que era una persona que iba siempre con prisas, con un ritmo de vida acelerado y con pocos momentos de tranquilidad. Tenía episodios de migrañas y cansancio,  pero lo asociaba todo al ritmo frenético que llevaba y al estrés laboral.

La enfermedad de riñones se denomina la “dolencia silenciosa” ya que no suele presentar sintomatología. Hay mucha gente que, hasta que no se encuentra en un nivel muy avanzado, no se da cuenta que padece la enfermedad.

¿En qué consiste la enfermedad renal que padecías?

La Nefropatia por IgA es un trastorno renal en el que los anticuerpos, denominados IgA, se acumulan en el tejido del riñón. Estos son provocados por las propias defensas, provocando que los riñones no funcionen correctamente. Se trata de una enfermedad autoinmune.

¿Qué pensaste en el momento del diagnóstico, cuando supiste que debías someterte a un trasplante de riñón? ¿Cómo viviste y encajaste la noticia?

Tras una serie de pruebas médicas, llega el momento fatídico que nadie espera. Te sientan en una sala y te dicen que sufres una enfermedad renal, que será crónica y que la única solución es un trasplante de riñón. Uno nunca lo espera y lo recibe, en un primer momento, no con miedo, pero sí  con desazón y mucha preocupación.

La parte psicológica juega un papel muy importante. La adopción de una actitud positiva es primordial. Cuando me diagnosticaron la enfermedad, tuve un día de negación. A partir del segundo, entré en fase de aceptación.

Cuando escuchas la palabra trasplante, te parece una palabra muy impactante con consecuencias muy graves. Cuando la valoras con perspectiva, te das cuenta que hay un gran desconocimiento sobre sus implicaciones reales. Hoy en día, gracias a la medicina avanzada, lo que parece muy grave, lo es, pero hay soluciones y opciones de seguir viviendo con una buena calidad de vida.

¿Cómo fue el proceso por el que pasaste desde que te informaron que necesitabas un nuevo riñón hasta el día del trasplante? ¿Cómo fue la espera hasta recibir un nuevo riñón?

En el momento en que te dicen que sufres una enfermedad renal crónica, y que acabará en un trasplante de riñón, empieza la cuenta atrás. En mi caso no tuve que someterme a diálisis, uno de los procedimientos por los que tienen que pasar casi la mayoría de personas que padecen una enfermedad renal antes de encontrar un riñón compatible. En este aspecto, tuve la gran suerte de tener muchas personas, entre ellas, toda mi familia y mi entorno más cercano, que estaban dispuestas a donarme uno de sus riñones.

A partir de aquel momento ya empezó un proceso que se alargó con el tiempo y derivó en un trasplante renal. Cuando me detectaron la enfermedad, mis riñones funcionaban al 18%. Evité diálisis pero, por protocolo médico, fue conveniente esperar a que mis riñones se fueran “consumiendo”.

Los médicos me dijeron que tardaría más o menos un año hasta el trasplante. Finalmente, fueron dos años y medio. Durante esta espera, entró en juego la nutrición, la actividad física y, en general, los buenos hábitos. El proceso de estos dos años y medio fueron como unas pilas que se iban descargando. Tenía menos energía, menos fuerza, menos batería.

Al final del proceso, mis riñones funcionaban al 12%, momento en el que el nivel de cansancio era mayor. Aun así, lo viví con ganas de que llegara aquel momento, sabiendo que el trasplante sería una nueva carga de energía.

“Una de las cosas que más me llena de orgullo es que, tanto mi entorno familiar como mis amigos, me ofrecieron su ayuda. Cuando empiezas desde este punto de partida, la visión es diferente”

Después de múltiples pruebas y protocolos muy exigentes, tu hermana resultó compatible y optó para ser donante en vivo. ¿En qué momento tu hermana decide ser donante de uno de sus riñones? ¿Cómo recibes la noticia?

Desde el punto de vista médico, la mejor opción es el trasplante de un órgano de un donante en vivo. Existen evidencias científicas que el trasplante renal de donante en vivo ofrece mejores resultados, dado que presenta menos complicaciones tanto en el postoperatorio como en la evolución a largo plazo, al mismo tiempo que ofrece menores complicaciones y mejores resultados, proporcionando una mayor calidad de vida.

A pesar del apoyo por parte de mi entorno más cercano, y sabiendo que tenía a disposición personas que me querían y estaban dispuestas a ayudarme a superar la enfermedad, mi hermana era una persona joven con la que la compatibilidad genética era mayor. Ella no lo dudó en ningún momento; le estaré eternamente agradecido.

¿Qué le dirías a alguien que tiene dudas o miedo de ser donante?

Yo solo puedo poner el ejemplo de mi hermana. Lógicamente, a nadie le gusta tener que pasar por una serie de pruebas, someterse a una intervención quirúrgica con sus posibles complicaciones, pero pensemos que con un riñón se puede vivir con una buena calidad de vida. La persona que dona el órgano no se convierte  automáticamente en una persona enferma.

El donante en vivo renal únicamente deberá llevar a cabo una vida saludable para no aumentar su peso y tener controlados los factores de riesgo cardiovascular (azúcar, colesterol, presión arterial). Aun así, tendrá que ser controlado periódicamente con la finalidad de diagnosticar precozmente patologías como la diabetes o la hipertensión. Deberá realizarse una analítica y una visita de control anual.

La posibilidad de que una persona, conocida o no, pueda tener una segunda oportunidad de vida como consecuencia de un hecho sobrevenido, te hace experimentar una satisfacción inmensa. Yo solo puedo animar a las personas a que se inscriban como donantes.

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“La donación de órganos es el acto más altruista y solidario que se puede llegar a hacer en esta vida; es regalar vida, ofrecer una segunda oportunidad de vivir a una persona”

Trasplantar un órgano supone salvar una vida, conseguir que una persona continúe sumando días de calidad. Pero la lucha de los trasplantados no acaba después de recibir el alta médica, sino que permanece el resto de sus vidas. ¿Cómo es la reincorporación con el día a día después de un trasplante renal? Y, más concretamente, ¿cómo fue la reincorporación laboral?

Desde el momento del trasplante, hay un proceso de recuperación física con una medicación crónica muy agresiva, pero también un proceso de recuperación psicológica. El trasplante renal fue una carga de energía de mis baterías; tenía la energía muy debilitada, por lo que el trasplante fue un impulso para volver a empezar.

Estuve tres meses de baja antes de incorporarme al trabajo. La reincorporación no es ni debe ser traumática. La medicación que tomé tras el trasplante es inmunopresora, dejándome sin defensas. Durante los primeros meses, tuve que ir a trabajar con mascarilla, sobre todo en espacios con mucha afluencia de gente. Al trabajar en un sector donde hay residuos, las primeras semanas tuve que evitar determinados tipos de exposiciones.

La empresa adaptó el puesto de trabajo a mi estado de salud y a las capacidades en las que me encontraba en aquel momento. Cuando hay un trasplante, hay unas limitaciones que deben tenerse en cuenta, dependiendo de si el trabajo es físico o no. Hay que decir que, desde un buen comienzo, recibí el apoyo por parte de los servicios de prevención de mi empresa, los cuales me facilitaron los equipos de protección necesarios.

¿Te has encontrado con algún tipo de impedimento a nivel laboral?

En mi caso, además de evitar la exposición a ciertos riesgos, no tuve ningún tipo de impedimento. La reincorporación fue óptima y efectiva. La adaptación del puesto de trabajo no debe ser diferente a la de cualquier otra limitación que pueda derivar de una enfermedad. En mi caso, la empresa entendió mi situación y me ofreció su ayuda en todo momento.

¿Nos podrías dar algún consejo o hábito de vida saludable que podamos adoptar tras un trasplante renal?

El trasplante no acaba en la cirugía. El compromiso del paciente debe ser: tomarse la medicación, mantener un estilo de vida saludable con una buena alimentación, la práctica de ejercicio físico y tener una actitud positiva.

“La nutrición, la actividad física y la salud emocional son factores clave en la adopción de una vida saludable; me ayudaron mucho en la recuperación”

Tras un largo proceso de recuperación, llega el momento de la reincorporación laboral. En estos casos, resulta de vital importancia que las empresas sepan gestionar el periodo de adaptación transitoria al que se ve sometido el trabajador/a, adquiriendo el compromiso de ayudarle a volver al trabajo de manera segura.

Indudablemente, los servicios de prevención de la empresa juegan un papel fundamental en esta etapa. También los equipos y técnicos en prevención y de vigilancia de la salud del servicio de prevención ajeno, que pueden ayudar a la empresa asesorándola sobre la adaptación del puesto de trabajo.

En tu opinión, ¿qué crees que deberían tener en cuenta las empresas, con el objetivo de minimizar los efectos derivados de la incapacidad temporal y mejorar la vuelta al trabajo en las mejores condiciones posibles?

Bajo mi punto de vista, es muy importante que las empresas adopten una actitud de escucha activa, además de hacer un trabajo de asesoramiento y acompañamiento. Hace falta que las empresas sepan escuchar a través de las denominadas entrevistas de retorno, que conozcan la enfermedad, las circunstancias y cuáles son las capacidades del trabajador/a. A partir de aquí, será necesario adaptar las tareas y las condiciones de trabajo a las capacidades del trabajador/a. Apoyar al empleado y poner a su disposición las herramientas necesarias.

La reincorporación laboral del trabajador/a supone crear un entorno saludable, evitando que el trabajo perjudique a su salud, y que sea un retorno efectivo, donde pueda realizar su trabajo de manera adecuada y segura. El servicio de prevención de la empresa me hizo las preguntas necesarias, ofreciéndome, incluso, más cosas de las que yo necesitaba. Con una mascarilla como medida de protección y evitando ciertas exposiciones fue suficiente.

¿Consideras que la promoción de hábitos saludables y la participación de los trabajadores en programas de salud por parte de las empresas juegan un papel importante en estos casos, con el fin de facilitar la recuperación y la reincorporación laboral del empleado?

Sin duda, lo veo necesario. Ahora te estoy hablando como trasplantado de riñón, pero te diría lo mismo como persona que practica deporte a diario. Las empresas tienen que promover e implementar una serie de acciones centradas en las necesidades de los trabajadores/as, haciendo más saludable tanto el ámbito laboral como los hábitos de sus empleados dentro y fuera del entorno laboral. Hace falta que las organizaciones se preocupen de manera activa y continua por la salud de sus empleados.

Un modelo de empresa que forma a los empleados a gestionar el estrés, las emociones, a mejorar el clima laboral, a prevenir lesiones y enseñarles a pensar y a actuar saludablemente para conseguir un mayor rendimiento. Una empresa saludable promueve la flexibilidad, la felicidad, el liderazgo compartido, además de valorar y hacer crecer a las personas que forman parte de ella.

“Una empresa saludable ayuda a los empleados a gestionar el estrés, las emociones, a mejorar el clima laboral, a prevenir lesiones y enseñarles a pensar  y a actuar saludablemente para lograr un mayor rendimiento”

 

No valoramos la salud hasta que la perdemos. Hay que tomar conciencia y adoptar hábitos de vida saludables. Al fin y al cabo, solo tenemos una vida, y debemos cuidarla. En ocasiones adoptamos ciertas costumbres de vida como normales, pero hay que tomar conciencia. Yo siempre he tenido la sensación de que era inmortal, que nunca me pasaría nada malo. Y en aquel momento, aprendes que la salud no viene sola, que hay que acompañarla de unos hábitos de vida saludables.

Sabemos que formas parte de Deporte & Trasplante España, asociación cuya finalidad es fomentar la actividad física y deportiva de las personas donantes y/o trasplantadas. ¿Cómo surgió el formar parte?

Existen muchas asociaciones de apoyo para trasplantados, la mayoría dedicadas al apoyo psicológico y de acompañamiento, pero también hay asociaciones que se dedican a transmitir los beneficios que supone la actividad física y el deporte en la enfermedad.

En este aspecto, descubrí Deporte & Trasplante España, una organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo concienciar a la sociedad sobre la importancia de la donación de órganos, médula ósea y sangre, transmitir un mensaje de esperanza a todas las personas que están pasando por una dolencia y requieren de un trasplante, así como fomentar y promocionar la salud y el deporte en las personas trasplantadas. Una asociación que anima a cualquier persona trasplantada y/o donante, a que practique actividad física y que haga del deporte su forma de vida.

Yo, que tomo mucha medicación (9/10 pastillas diarias), el deporte se ha convertido en mi mejor medicina; me ayuda tanto física como psicológicamente. De todos modos, es importante tener presente que no se puede hacer deporte sin seguimiento médico, siendo necesario que la persona se someta a pruebas de esfuerzo.

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“El deporte se ha convertido en mi mejor medicina; me ayuda tanto física como psicológicamente”

Desde su aparición, las impresoras 3D han sido de gran ayuda a la medicina creando desde prótesis funcionales hasta huesos a medida, pero los científicos quieren ir más allá. El nuevo desafío de las impresoras 3D es crear órganos humanos que se puedan imprimir, a través de los cuales se acabaría no solo con las interminables listas de espera para los trasplantes, sino también con la mayoría de casos de rechazo. ¿Crees que la tecnología se presenta como aliada de la salud en los trasplantes de órganos?

Una persona como yo, que depende de un órgano para poder vivir, deposita todas sus esperanzas en la investigación y los avances en la medicina. Durante la vida de un enfermo renal crónico, pueden producirse varios trasplantes, con su correspondiente probabilidad de rechazo.

Con la tecnología aplicada a la salud, se acabarían las interminables listas de espera y se evitarían las tasas de rechazo. En mi caso, tengo un riñón trasplantado, pero su vida no es indefinida. Tiene una duración media de 20/30 años, por lo que necesitaré un nuevo riñón a lo largo de mi vida. Los órganos artificiales son una de las cosas a las que me aferro.

El otro día leía una noticia: “los donantes disminuyen a causa de la reducción de los accidentes de tráfico”. Hay que investigar, hay que encontrar nuevas soluciones.

No queremos finalizar este encuentro sin antes recordar que España es líder mundial durante 28 años consecutivos de donaciones y trasplantes de órganos, con una tasa de donantes de 48,9 por millón de población. 

El testimonial de Manel muestra que hay vida, y vida de calidad, después del trasplante. El camino no siempre es fácil, poniéndolo a prueba en muchas ocasiones, pero siempre se extrae algún aspecto positivo en las adversidades.

Su historia de superación es solo una de las muchas que existen. Segundas oportunidades que nos recuerdan la importancia de continuar batiendo récords y aumentando el número de donaciones.