Cómo preparar comidas navideñas sin contratiempos

Han llegado las navidades y con la nueva normalidad, es necesario plantearse cómo planificar las reuniones y comidas familiares. Y aunque lo primordial es compartir, debemos continuar manteniendo medidas preventivas para evitar contagios de COVID-19.

Al pensar en la comida de Navidad, la imaginación nos lleva a una mesa larga y repleta de comensales, pero ¿qué hay detrás de este escenario? Horas del anfitrión en la cocina preparando todos los alimentos y cuidando el mínimo detalle para que salga perfecto.

Por ello, además de protegernos ante un contagio por COVID-19, también debemos considerar otros elementos asociados a las comidas familiares, como son el riesgo de contraer enfermedades causadas por alimentos contaminados. 

LOS ERRORES MÁS COMUNES AL MANIPULAR ALIMENTOS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que este tipo de enfermedades, constituye uno de los problemas sanitarios más extendidos en la actualidad, estableciendo como errores más comunes, los siguientes:

  • La preparación de alimentos varias horas antes de su consumo, junto con su almacenamiento a temperaturas que favorecen el crecimiento de bacterias patógenas y/o formación de toxinas.
  • El cocinado o recalentamiento insuficiente de los alimentos para reducir o eliminar los agentes patógenos.
  • La contaminación cruzada.
  • La mala higiene personal del manipulador de alimentos.

10 REGLAS DE ORO PARA LA PREPARACIÓN HIGIÉNICA DE ALIMENTOS

Mientras que muchos alimentos pueden consumirse en su estado natural, como por ejemplo las frutas y las hortalizas, tomando la precaución de lavarlas cuidadosamente, otros solamente son seguros cuando han sido tratados. También, conviene adquirir siempre la leche pasteurizada en vez de cruda y, si es posible, comprar pollos (frescos o congelados) que hayan sido tratados por irradiación ionizante.

Muchos alimentos crudos están a menudo contaminados por agentes patógenos. Estos pueden eliminarse si se cocina correctamente el alimento. Ahora bien, no hay que olvidar que la temperatura aplicada debe llegar al menos a 70°C en todas las partes del alimento. Los alimentos congelados deben descongelarse completamente antes de ser cocinados.

Cuando los alimentos cocinados se enfrían a temperatura ambiente, los microorganismos empiezan a proliferar. Para no correr riesgos innecesarios, conviene comer los alimentos inmediatamente después de cocinarlos.

Cuando se quiera tener en reserva alimentos cocinados o guardar las sobras de la comida que se ha hecho, hay que prever que su almacenamiento sea en condiciones de calor (al menos 60°C) o de frío (máximo 10°C). Esta regla es vital para guardar la comida durante más de 4 o 5 horas.

Es la mejor medida de protección contra los microorganismos que puedan haber proliferado durante el almacenamiento. También en este caso, un buen recalentamiento implica que todas las partes del alimento alcancen al menos una temperatura de 70°C.

Un alimento bien cocinado puede contaminarse si tiene el más mínimo contacto con alimentos crudos. Esta contaminación cruzada puede ser directa, como sucede cuando la carne cruda de pollo entra en contacto con alimentos cocinados. Pero también puede ser más sutil. Por ejemplo, no se tiene que preparar nunca un pollo crudo y utilizar después la misma tabla de trinchar y el mismo cuchillo para cortar el ave cocida porque, podrían reaparecer los posibles riesgos de proliferación microbiana y de enfermedad que había antes de cocinar el pollo.

Hay que lavarse bien las manos antes de empezar a preparar los alimentos y después de cualquier interrupción.  Si se han estado preparando ciertos alimentos crudos, habrá que lavarse de nuevo antes de manipular otros productos alimenticios. En caso de infección de las manos, habrá que vendarlas o recubrirlas antes de entrar en contacto con los alimentos. No hay que olvidar que ciertos animales de compañía (perros, pájaros y, sobre todo, tortugas) albergan a menudo agentes patógenos peligrosos que pueden pasar a las manos de las personas y de éstas a los alimentos.

Como los alimentos se contaminan fácilmente, conviene mantener perfectamente limpias todas las superficies utilizadas para prepararlos.

Los animales suelen transportar microorganismos patógenos que pueden originar enfermedades alimentarias. La mejor medida de protección es guardar los alimentos en recipientes cerrados herméticamente.

Si el suministro de agua no inspira confianza, conviene hervir el agua antes de añadirla a los alimentos o de transformarla en hielo para refrescar las bebidas.

A TENER EN CUENTA

DURANTE LA MANIPULACIÓN DE ALIMENTOS

  • Utiliza la mascarilla.
  • Al toser, estornudar o secarse el sudor, emplea un pañuelo de papel de un solo uso y después lávate las manos.
  • Al probar un alimento, usa una cuchara y luego lávala con agua potable caliente y detergente.
  • No utilices trapos para secarte o limpiarte las manos, sino pañuelos de papel de un solo uso.
  • No hables delante de los alimentos, pues se emiten partículas de saliva que pueden caer sobre los alimentos.
  • No te toques la nariz o la boca, ni te rasques la cabeza o restriegues los ojos, ya que a través de las manos se pueden trasladar los gérmenes a los alimentos.
  • Toca la comida lo mínimo posible y, siempre que se pueda, hazlo con tenedores, pinzas, etc.
  • Abstente de fumar o masticar chicle durante la preparación de las comidas.
  • Si existen heridas en los dedos o en las manos, se deben curar y proteger con un apósito impermeable siempre limpio, utilizando dediles o guantes de goma.

AL SERVIR LA MESA

  • Es preferible que una única persona sea la encargada de colocar y retirar los utensilios, evitando la intervención de varios “manipuladores”.
  • Identifica vasos y copas para evitar confusiones.
  • Intenta que siempre sea la misma persona la que sirva la comida y la bebida.
  • Evita poner platos para compartir el centro de la mesa donde todos los comensales se puedan servir.
  • Sirve los alimentos en platos individuales, tanto para comidas principales como para aperitivos.
  • Si la preparación de los platos se hace horas antes de que lleguen los invitados, envuelve cada plato con film, para evitar que los alimentos estén expuestos a insectos y/u otros animales y, cuando sea necesario, guarda los platos en la nevera a una temperatura correcta, para evitar el crecimiento de bacterias patógenas y/o formación de toxinas.
  • Presenta individualmente los postres. Si se trata de cheesecake o tiramisú, es preferible que estén servidos en vasitos con tapa.
  • Prepara platos individuales con un surtido de polvorones y porciones pequeñas de turrones.
  • Sirve las uvas de la suerte en bolsas individuales, listas para comer.

Además de todas estas recomendaciones, recuerda escoger un menú que sea lo más saludable posible. Intenta evitar los excesos, sobre todo de postres y dulces típicos de Navidad como turrones o polvorones, que suelen ser habituales en estas reuniones familiares.

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