Prevención y control de la gripe

 

Cada año los organismos de Salud Pública informan a la población general del inicio de la campaña de vacunación del virus de la gripe, que con más o menos intensidad, hace acto de presencia de forma estacional desde los meses de noviembre a febrero aproximadamente.

La gripe, conocida también como Influenza, es una enfermedad infecciosa producida por el virus de la familia Orthomyxoviridae, de los que existen tres grupos, el A, el B y el C. Solo los tipos A y B son lo que producen epidemias. Siendo el A el que produce epidemias cada año, y el tipo B solo brotes localizados.

La transmisión se produce, principalmente, por vía aérea por las gotitas ocasionadas al toser, estornudar y/o hablar. También, aunque con menos frecuencia se puede transmitir por contacto directo, principalmente al tocar la mano de personas infectadas o superficies infectadas, como por ejemplo: barras de sujeción de transporte público, pomos de puertas, grifos y todo objeto susceptible de ser tocado por múltiples personas.

La sintomatología gripal se inicia entre el primer y el cuarto día desde que el virus ha entrado en el organismo. El inicio es brusco, con escalofríos, fiebre alta que se asocia con cefaleas, congestión nasal, dolor de garganta, dolor muscular, tos seca, malestar general, etc. La duración puede oscilar entre tres y cinco días, pudiendo alcanzar en ocasiones hasta dos semanas.

En la mayoría de ocasiones, acostumbra a resolverse en una o dos semanas y el tratamiento es sintomático, aunque algunos afectados pueden desarrollar complicaciones que, en ocasiones, pueden llegar a ser graves, especialmente en la población de riesgo.

¿Cuál es la población de riesgo?

Hay una población con unos factores de riesgo que son más susceptibles de desarrollar complicaciones en los procesos gripales:

  • Los menores de 5 años y los mayores de 60 años.
  • Enfermos crónicos: Diabéticos/as, cardiópatas, enfermos/as renales, hepatopatías, asmáticos/as, neoplasias, etc.
  • Trastornos y enfermedades que conllevan disfunción cognitiva: síndrome de Down, demencias y otras
  • Enfermos inmunodeprimidos: En trasplantados, en tratamiento con inmunosupresores, VIH/SIDA, pacientes en tratamiento para el cáncer, etc.
  • Las embarazadas en cualquier trimestre de gestación y mujeres durante el puerperio (hasta los 6 meses tras el parto).
  • La obesidad mórbida.
  • Colectivo de personas fumadoras.
  • Profesionales sanitarios y sociosanitarios y otros servicios esenciales y críticos como trabajadores de comunidades, instituciones penitenciarias, cuarteles, etc.
  • Trabajadores de comunidades, residencias, cuarteles, hospitales, etc.

¿Cuáles son las complicaciones?

 

En población sin factores de riesgo normalmente la resolución de la infección gripal se resuelve en un periodo de tiempo relativamente corto. Aunque nadie está exento de sufrir complicaciones, éstas son más frecuentes en la población que tiene algún factor de riesgo.

  • La neumonía es la complicación más grave en población menor de 5 años y mayor de 65 años, aunque puede presentarse a cualquier edad. Además los enfermos con patología crónica, desnutridos, dependencia de alcohol y fumadores, entre otros, tienen más predisposición a presentar esta complicación.
  • La bronquitis
  • La infecciones en los oídos (otitis), sinusitis, etc.
  • La miocarditis, encefalitis y miositis son otras posibles complicaciones de la infección gripal.

 

¿Cómo se puede prevenir?

1 | La vacunación anual es sin duda la forma más efectiva de protegerse ante la gripe y evitar de este modo las posibles complicaciones que pueden llegar a ser graves.

Actualmente tras la pandemia y emergencia sanitaria de la COVID-19 iniciada en febrero marzo de 2020, existe una tendencia ascendente en la incidencia de infecciones y de hospitalizaciones por COVID-19, probablemente relacionada con la aparición de nuevas subvariantes con una mayor transmisibilidad y resistencia inmune.

Teniendo en cuenta la efectivad de la vacunación, se recomienda una vacunación conjunta frente a gripe y COVID-19 en los grupos mencionados a continuación.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace especial hincapié en una determinada población:

  • Mujeres embarazadas, en cualquier etapa del embarazo y mujeres durante el puerperio (hasta los 6 meses tras el parto y que no se hayan vacunado durante el embarazo).
  • En niños de 6 meses a 5 años.
  • Personas mayores de 65 años.
  • Personas con enfermedades crónicas y enfermos inmunodeprimidos, así como sus convivientes.
  • En trabajadores del ámbito de la salud y servicios públicos esenciales.

2 | La higiene de las manos de forma regular es un factor importante, ya que las manos limpias pueden proteger contra muchas infecciones, incluyendo la gripe. Solamente usando agua y jabón o desinfectantes a base de alcohol y secar las manos, si es ello es posible, usando toallas de un solo uso.

3 | Intentar no tocarse los ojos, la nariz y la boca con las manos ya que esto puede reducir el riesgo de infección. Utilizar pañuelos limpios y de un solo uso si es posible.

4 | Evitar el contacto con personas enfermas y espacios abarrotados, transporte público, residencias, etc., siempre que sea posible.

Si se manifiesta la infección gripal, hay que intentar aislarse para prevenir la propagación de la gripe, utilizar mascarillas y otras medidas preventivas.

En el año 1918, apenas hace un siglo, acaeció la peor pandemia de gripe considerada uno de los brotes más mortales de la historia desde que existen registros. Se estima que afectó a un tercio de la población mundial de aquel momento, ósea unos 500 millones de personas, y ocasionó entre 50 y 60 millones de muertos en todo el mundo. Esta pandemia ocurrió en el transcurso de la Primera Guerra Mundial y se conoció como la “Gripe Española”, no porque se originara en España, sino porque en aquel entonces era un país neutral y no había restricciones en la información en las noticias que informaban de la actividad de la epidemia gripal.

Es evidente que el contexto ha cambiado. En aquella época no existían tratamientos antivíricos, ni vacunas para protegerse de la infección viral y tampoco se disponía de antibióticos para combatir las infecciones bacterianas secundarias como la neumonía. Únicamente se podía hacer promoción de las conductas de higiene, aislamiento y cierre de locales públicos.

Actualmente, en España, hay un sistema de vigilancia de la gripe dependiente del Instituto Carlos III, en el que colaboran diversos centros hospitalarios de ámbito nacional integrados en la Red de Vigilancia Europea de Gripe, donde semanalmente se realiza un muestreo centinela para la identificación genética y/o antigénica, de vital importancia para las modificaciones anuales de la vacuna antigripal.

La emergencia de COVID-19 durante febrero y marzo de 2020 produjo una distorsión de los sistemas de vigilancia. Esta situación obligó a replantear y adaptar la vigilancia de la gripe.

Es por eso que se adaptan los sistemas de vigilancia centinela en el ámbito de atención primaria y hospitalaria, basándose en la experiencia conseguida en el marco del Sistema de Vigilancia de Gripe en España. El objetivo es vigilar la gripe y COVID-19 conjuntamente así como cualquier otro virus respiratorio o posible agente etiológico emergente, permitiendo Sistemas de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (IRA) leve o grave.

 

DRJoanFrancesc

Doctor Joan Francesc Hernández Terradas

Coordinador Médico de Grandes Cuentas
Dirección de Gestión del Mutualista

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